Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘pregonera’

Bertha Lidia Hechavarría Heredia, la vida en un pregón

Por: ODALIS RIQUENES CUTIÑO

Fotos: Miguel Rubiera (AIN)

 

Palma  Soriano, 25 julio 010.- Este 25 de julio, en su cumpleaños 495, Santiago de Cuba es más  Santiago en la historia de personajes como Bertha la Pregonera, cuyo andar prolonga su espíritu y esencia de ciudad, retando al tiempo.

Bertha la pregonera de Santiago de Cuba

 Al principio fue el sueño: la imaginación fértil de aquella negrita, gordita y graciosa, que a los 10 años encontraba  el único escape a su cruda pobreza entre el vocerío de aquellos pregoneros que poblaban, con sus mil mercancías, la plaza Dolores.

 «El pregón a mí me gusta creo que desde que nací. Mi tía, con quien viví hasta los 13 años, allí en calle Primera de Villalón, me mandaba a comprar el carbón. Yo cogía la lata, se la dejaba a Juan el carbonero en el Callejón de Gata y me iba corriendo hasta la plaza Dolores a mirar cómo los vendedores pregonaban los billetes, los boletos, la revista El Mundo, los periódicos… ¡Cómo me gustaba eso!

«Oírlos un ratico era mi único disfrute. Luego cogía la lata de carbón y regresaba a casa. Un día mi prima me vio y se lo dijo a mi tía. Me dieron  dos galletas por eso, pero no dejé de ir…»

 Hoy, es la consumación del anhelo. La perseverancia de una mujer, emprendedora e independiente, que a los 80 años no teme al sacrificio ni olvida sus orígenes.

 Cual reina en su trono, desde la esquina de la Plaza de Marte, que es su lugarcito; recorriendo Enramadas, Aguilera o el Parque Céspedes, conquistó el corazón de la ciudad con su gran cesta de cosas a la cabeza, sus botellas de un preparado con nombre sonoro: Parapipigalonea, hecho con raíces, cáscaras y hojas de las plantas, que -insiste-, «limpia todo», y el verso ágil y hasta picante, a flor de labios:

Yo soy la memoria viva/ y es la pura realidad/ con la raíz de lo´ palo/ yo curo la enfermedad/ lo que natura nos da/ lo que natura nos da/ como el cantar del sinsonte/ yo vengo de allá del monte/ yo curo la enfermedad.

 

Ríe alto y con ganas y lo mismo con la frase enérgica, que con la jarana o la anécdota precisa del ayer, defiende la tradición y los valores de un entorno del que es síntesis.

«Pregono desde hace más de 20 años. Mi segundo esposo se enfermó y tuvimos que irnos a vivir al Caney. Allí empecé a vender porque tenía que hacerlo, a veces la necesidad lo envuelve a uno.

«Desde que tengo uso de razón nunca me ha gustado que nadie me mantenga, el trabajo no mata a nadie. Yo trabajé casi 50 años en círculos infantiles y he caminado todos los montes cercanos: trillé café, estuve en la caña y la construcción, sembré árboles en los alrededores de la ciudad, sembré café Caturra en Campo Rico, Tercer Frente; estuve en Naranjo Agrio recogiendo café. Recuerdo que tenía una hernia que me llegaba a la pierna, aún así me amarraba un paño, cogía  el camión y me iba. Así que cuando lo necesité me puse mi canasta a la cabeza y salí a la calle.»

Desde entonces, como salvada por el pregón, Bertha Lidia Hechavarría Heredia, para Santiago, Bertha la Pregonera, cubre todos los días, como sea, la distancia entre el poblado de El Caney y el centro de la urbe, para defender lo verdadero de esta manifestación popular.

«El pregón es ahora una tradición porque la gente dejó de ser quien tenía que ser. En las cosas hay que hacer hincapié. Si yo no hubiera sido así, hoy no sería pregonera, estaría vagando por ahí, vendiendo a escondidas. A mí nunca me ha gustado nada  escondido; no, que lo sepa el mundo, porque no  estoy haciendo nada malo ni vendiendo nada robado.

«Es verdad que muchas veces tuve líos por vender en la calle, pero supe hablar y hablar para que se entendiera que esta ciudad se ve más linda rescatando sus tradiciones. Por esa forma de ser mía, por mi rectitud, la gente me fue cogiendo cariño; hoy todo el mundo me saluda y he podido participar en eventos y festivales donde he podido defender el pregón.»

–       Hoy mucha gente pregona

« No, la gente no pregona, la gente dice cosas, sin ninguna originalidad. Todos repiten lo mismo. El verdadero pregón tiene su significado. El pregón hay que cantarlo y el verso debe decir para qué sirve lo que tú vendes. El pregón es para que aquella persona que no puede salir de su casa, compre en su puerta o en la esquina.

«Al pasar tú creas una clientela, que tiene la costumbre de esperarte allí todos los días. El verdadero pregonero lo hace porque tiene necesidad, por eso lo que lleva no lo puede regalar, lo tiene que vender. La gente no sabe el significado del pregón.»

Siempre ataviada con batones de vivos colores, vuelos y bieces; con pulsos y collares sonantes y el turbante bajo la cesta, «porque este es el vestuario de la gente que vendía», Bertha enarbola un arsenal de lecciones de vida que limpian al alma de la ciudad y parecen detenerla en el tiempo de los mejores valores.

«Yo soy una persona a la que no le gusta la mentira: la verdad por sobre todas las cosas. Tú no  te puedes poner a engañar a las personas, porque quedarás como alguien que no tiene palabra.

« Yo me crié con rectitud y no me gusta la gente culebreando. Uno tiene que darse a querer por todo el mundo, hasta por los niños más pequeños, y hacer el bien; porque tú no sabes en la vida quién te va a dar la mano.»

En su bolsa, junto al carné de identidad y las imágenes de su santa y de la Virgen de la Caridad de El Cobre, lleva una foto del Fidel: «porque yo, al igual que Fabré, con Fidel y Raúl no entiendo: ellos comieron corazón de León.

«Yo he pasado mucho y he luchado mucho. Al triunfo de la Revolución, estaba en La Habana buscando trabajo y me sumé a las tareas; cuando la Campaña de Alfabetización, cuidé en mi casa a seis muchachitas… y otras cosas que nunca digo, porque no me gusta alardear de lo que era entonces un deber hacer.»

De su abuelo mambí, Basilio Heredia; de su abuela, que hablaba el francés y el patuá, y de su madre, aprendió  Bertha a extraer medicinas de las plantas.

«Mi mamá nunca nos quiso enseñar, porque las plantas lo mismo te sacan un hijo que te lo fabrican; pero ella me llevaba a arrancar las raíces, me decía: recoge tantos palos, tantas hojas, tantas cáscaras… Así, siempre mirando, siempre cerca de ella, aprendí a juntarlas.

«Mamá nunca imaginó que hoy yo estuviera haciendo esto. Nunca lo hice estando ella viva. Pero descubrí que esta medicina lo limpia todo. Siempre me recuerdo de un señor que tomó la botella por otra cosa, pero tenía también problemas de sordera y los resolvió. Esta es una medicina que generaliza, que va mucho a las enfermedades el interior.

 

–       ¿Ese es el secreto de su Parapipigalonea?

«Yo le echo cosas que sirven para aliviar el estómago, los bronquios, contra los cálculos en los riñones, para limpiar la sangre, el hígado… Si usted sabe trabajar cada una de las matas y le echa lo que lleva, no es necesario hacer una botella para cada cosa.

«La Galonea la preparo con 36 raíces, cáscaras de varios palos y hojas de algunas plantas. La gente viene, me cuenta sus problemas, y prácticamente me las arranca de la mano. Curar la salud de la gente cuando me necesita, me da el mismo gusto que pregonar.

-¿Le ha ayudado el pregón en algún momento difícil?

 Bertha ríe con picardía. «Un día yo estaba vendiendo turrón aquí en la Plaza de Marte y un policía me dijo: ´señora, usted no puede vender aquí´. Entonces cogí y le saqué un pregón: No me botes más de aquí/ a mí no me esté botando/ como yo soy pregonera/ yo te sigo pregonando… Cuando la gente, que es el diablo, me oyeron, se sacaron hasta una conga. Así pude seguir vendiendo.»

Como premio a su constancia en la defensa de nuestra cultura, la Casa del Caribe le acaba de entregar su Premio Internacional: la Mpaka, que es ante todo un premio espiritual. ¿Es este el reconocimiento que esperaba Bertha de su tierra?

 

«El que bien hace, bien espera. Yo siempre dije, si la naturaleza cree que yo me merezco algo, llegará. Y esperé. Ese premio es para mí una cosa sagrada y muy sentida. La gente que lo creó es sana y de buen corazón, y cualquier cosa que se haga con idea del bien, no hay mal que entre. Lo que importa es el corazón limpio, el buen pensamiento. La fe viva es la que vale.»

Dice Bertha, y se vira hacia aquella muchacha que inquiere por las botellas: «Sí, mi niña, una tacita por la mañana y otra antes de acostarte…»

 Luego  alza su cesta y con la mejor de sus sonrisas, parte. En pos de una ciudad que, como su  propia vida, es más suya en cada pregón.

 

Read Full Post »

Por: Nereyda Barceló Fundora

Bertha Lidia, la Pregonera

Bertha Lidia, la Pregonera Mayor de Santiago de Cuba

Palma  Soriano, 9 julio 010.-  Los santiagueros reconocen en toda su valía, los destellos folklóricos que se aprecian en sus barrios, calles y parques, porque le dan un brillo singular al trono de la monarquía de esta ciudad, que es reina indiscutible de todos los puntos cardinales del Mar Caribe.

Alas once de la mañana, cuando la ciudad comienza a sentir los rigores de ese pelirrojo que hace guiños en su azulísimo cielo y sofoca a la gente, llega airosa, desde El Caney e irrumpe en La Plaza de Marte, con su cesta de frutas o vegetales en la cabeza, La pregonera Mayor Berta Lidia Hechavarría Heredia a  quien algunos llaman por Mamá Dolores o Januaria, porque  su figura les hace recordar a uno de los personajes de la célebre novela El Derecho de nacer, del escritor santiaguero Félix B. Caignet o a una de las protagonistas de la telenovela brasileña La Esclava.

La enorme cesta  que mantiene con asombroso equilibrio sobre su cabeza cubierta con un pañuelo multicolor, le da un toque especial a la figura de Berta Lidia quien se viste además con telas llenas volantes y colorido.

Pero ella no llama la atención sólo por su folklórica figura, sino por el original modo de pregonar su mercancía: kimbombó, mandarina, naranjas, cañandonga, ajíes, tomates y otras frutas o vegetales y hasta la sabrosa pulpita de tamarindo…

La mandarina que manda,

Señores,

Vamo´ a mandar…

Si me compras

mandarina

mira qué bien tu camina

mandarina,

vamo , a manda….

…………………..

Cañandonga,

Me subo y te corto un gajo

Cañandonga

Te parto y me chupo el deo

Cañandonga

Berta Lidia, tiene 3 hijos, 6 nietos y 2 bisnietos.   Ha realizado todos los trabajos que se pueden imaginar, desde doméstica, hasta cuidadora de  albergues cañeros durante varias zafras azucareras. Ha participado en recogidas de  café, algodón, ahiló caña y por último fue trabajadora de  Círculos Infantiles.

Su participación en varios Festivales del Pregón en Santiago de Cuba, y en los Carnavales santiagueros le han granjeado muchas simpatías y el sobrenombre de La Pregonera Mayor.

Ella es la más destacada de las mujeres pregoneras de los ya tradicionales Festivales del Pregón  que se celebran en  esta caribeña ciudad, como una forma más de mantener nuestras tradiciones culturales.

Berta Lidia cumplió el 23 de abril, nada menos que 73 años y ella sabe que constituye toda una atracción para los turistas quienes la admiran y  no se cansan de hacerles fotografías, pero su mayor ilusión es ver su foto en la prensa, para demostrar que a su edad, se puede ser una celebridad en esta ciudad, amurallada por montañas verdiazules, la más caribeña de Cuba.

Al atardecer,  cuando un sol enorme y naranja se hunde en el eterno movimiento marino y los bordes del océano golpean contra los arrecifes de la casi cinco veces centenaria Santiago de Cuba,  Capital del Caribe, esta Mamá Dolores o Januaria retorna a su hogar en El Caney, para volver al día siguiente a realizar su musical recorrido por las históricas calles de esta hermosa ciudad, y deleitarnos con sus originales pregones.

Read Full Post »